Encuentro
A
esta hora de la tarde veo acercarse la lluvia a mi ventana, y llamo
al viento para que aleje su llorosa fatiga, y con ella el deseo de
suicidio.
Los
ojos, otrora desengañados, se desojan y piden albricias para el
otoño que no llega, pero que permanece latente en el alma, siendo ya
sojuzgado por la muchedumbre que es el individuo.
No
recibí vanidoso aquella caricia de invierno bajo el calor de los
candiles, sino rabioso de historia común, sigilosa historia,
entretejida, sumergida en esbozos de aire nuevo otorgado con los
labios. No recibí conpungido aquel siseo doliente en la piel,
creyendo por ello merecerlo o vencedor de ira, sino cambiante como la
noche primaveral, abriendo paso a la mañana, desconocida por los
campos insondables del ánimo. No atisbé soberbia en el recibo, sino
deseoso de esperanza en las palabras y los gestos; y perdido entre
las sillas reclamé el tesoro de tu aliento, malhechor por la condena
de mi sangre al anhelo dehallar la tuya y bajar juntas al mar de la
calma, del encuentro. No había saber en el canon propuesto, y sí
virtud de fallo en el boceto, descarando el cincel y arrasando la
piedra para darle forma de llama, y calor con ella.
Las
manos coletearon gozosas en la arena del descuido para arañar
caricias juiciosas, atrevidas, nerviosas; y soltaron de sí la
alegría del intento, para verterse sobre tu latido, arrastrando de
él un vaho pobre con aire de remite. Y señalaron el camino a tus
muslos, pero sin sentido alguno más que la sonrisa entendida tras
las entremiradas sentidas.
No
verdecí floreado del triunfo de tu abrazo, sino con la ayuda del
nutrido arropo de tu cabello entre confidencias nerviosas. No entoné
el murmullo de las aguas que limpiaban fuera el cielo, sino que dejé
que mojaran con aplomo la vida que deseaba fuera tuya, para
entregarla también limpia y mondada para el paladar.
En
el ruidoso atropellar de los besos debimos hundirnos en la ironía
que nunca fue quiste, sino peca, y que, a la par, formó constelación
con las estrellas del cielo, que ahora son alcanzables.
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