Inspiración
Espera.
Aún no estoy preparada.
Espera en tu sombra
artificial, que el cobijo de las fotos pronto reservará un lugar
para tí entre los álbumes de mis veranos de agua dulce.
Espera vano, extraño, en
tu aposento disimulado.
Espera eterno a tenerte
entre los pliegues de mi albor, de mi fragor suspirado y literario.
Espera.
Espera un poco más, que
ya llega el sinsabor de los besos no disfrutados, de la caricia
vertiginosa del sol de invierno.
Espera su picor doliente,
como quien se duele de los “nos” retóricos.
Perdona.
Quería decir “puedes”.
Espera a ver la puerta
abierta, a que te estreche entre mis brazos de pluma, a que retorne a
tus oidos el sonido de mi vientre hambriento.
Espera a que suene con
estrépito el servicio de mi lengua al desafío físico de enredarte
en mis adentros.
Espera, Amor, no hay
prisa.
Espera a que la nobleza se
pierda en el infinito azul, a que las estrellas recorran el cielo, a
que las líneas del tedio hablen y hablen de eternidad.
Espera a ver si existe
Fortuna y hoy es el día en que te perderás en mi sabor, en que
afinarás mis cuerdas, en que posaremos juntos los labios del uno en
el otro.
Espera.
Debes esperar un poco,
Vida.
Debes esperar para saber
de fortaleza, para saber qué significa misterio, qué muere en cada
palabra escrita.
Debes esperar.
¿No lo entiendes?
Es necesario esperar a que
mueva tus costuras, a que el cielo torne fuego, a que los días
envejezcan tus ganas y doten a tu mano de nuevas posturas.
Debes esperar nuevas
noches sin alba, nuevas noches de espadas cruzadas y vidas paralelas.
Debes esperar nuevas
líneas que hablen con amargura de ti.
Debes esperar a que suceda
lo que no ha de ocurrírseme.
Pero no.
Aún no será el momento.
¿Por qué no eres acto?
Cada parpadeo era un guiño
descarado, Amor.
Cada estado era “espera”,
mi Cielo.
Espera.
No puedes entender mi
debilidad.
No puedes caer con cada
sol en cada atardecer.
No puedes extender tus
brazos al cielo y dejarte desojar por los vientos que traen riquezas
donde se estrellaban los desaciertos. No puedes. No puedes seguir tu
camino, porque somos nuestros.
Espera, Vida.
Espera a que Esperanza
comience a llamarse Valentía.
2 comentarios:
¡Me encanta!Me gusta mucho este nuevo estilo un poco menos oscuro pero igual de poético...muy muy bueno. Gracias por compartirlo.
Mil besos
me recuerda a una de calamaro: media verónica...
trébol
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